Comenzar un negocio puede ser una montaña rusa que te lleva de sentirte emocionada y aterrorizada al mismo tiempo en cinco minutos.
Tener al alcance a un buen diseñador gráfico para que impulse la imagen visual de tu marca, un social media para realizar la estrategia, o a un copywriter para redactar tu contendido sería lo máximo. ¿Quién no querría?
El tema, es que la realidad para muchas marcas personales o negocios es distinta. No todas tienen el dinero para invertir en una asesoría o contratar a un profesional.
Si lo sabré yo. Es que esto es igual a comenzar un noviazgo.
Cuando iniciamos no nos imaginamos ni remotamente lo que se nos viene luego. Porque al principio vemos todo tan rosado que nada importa.
Solo los mensajes de: “Buenos días” que te ponen los ojos más brillantes que un diamante de Tiffany, las promesas, los atardeceres. El amor…El amor.
Luego, y mientras va pasando el tiempo y vas conociendo al caballero en cuestión estas conversaciones que duraban interminablemente van mutando a ¿Quién recoge la mesa y lava los platos? “yo no veo pelis de terror” “no me llega el sueldo”, o “Rorro hasta cuando dejas el bolso de trabajar el suelo que Toby luego se lo orina y debo volverlo a lavar”.
Hay mitos que destronar pues hay muchas, tienen la falsa creencia de que:
Para escribir bien hay que ser creativas:
Pareciera que la condición obligatoria para escribir un buen texto, estuviera atada a nuestra capacidad para imaginar y ser creativas.
No es algo que puedas abrir y cerrar como una gaveta; es una especie de músculo que debemos nutrir. El proceso de alimentación implica que la creatividad es al mismo tiempo una habilidad, un arte y un estilo de vida y ocurre por fases.
Escribe sobre aquellas cosas que te muevan dentro. Sobre esa pregunta que te inquieta, sobre ese tema que sabes que ayudará a muchas personas. Si escribes siempre con ánimo, relato a relato y paso a paso, querrás sentarte a escribir y tendrás algo que decir cuando lo hagas.
Y no abandones a la primera de cambio. A veces lo único que necesitas es echar la vista atrás y recordar por qué querías escribirla; otras veces lo que necesitas es replantearte algunas cuestiones, cambiar el foco o la perspectiva que tenías sobre el tema.
Como la marca va comenzando, no necesita contenido valioso:
Otra falsa creencia especialmente entre aquellas emprendedoras en etapa inicial y es pensar que como van comenzando, pocas personas podrán percatarse del contenido que escriben cuando sucede totalmente lo contrario.
Es precisamente “ese” contenido atractivo, de valor y bien redactado desde el comienzo, es lo que hará girar cabezas.
Para ello, activa tu curiosidad por saber qué tipo de cosas necesita tu cliente o lector de ti. En esto, debes ser intencional.
Cuanto más curiosa seas, más señales recibirás del mundo exterior y más nutrirás a tu cerebro para escribir.
La curiosidad es esa capacidad que te permitirá estar presente, y captar los detalles y la forma en que tu cliente sienta que estás poniendo en palabras, sensaciones que él ha sentido siempre.
Las personas que escriben bien, son rápidas para hacerlo:
Imagina que vas entrando a un restaurante con más hambre que un perdido y pides una inmensa hamburguesa con salsa, papas fritas, carne, pollo ¡de todo!
De repente el mesero pasa y pregunta: ¿Otro plato de papas? se devuelve al minuto y dice ¿Le traigo más mayonesa? Se para en frente y comenta ¿Quiere postre también?
Te aseguro que al final, hasta las ganas de vivir te las quitó el fulano.
Con la escritura sucede lo mismo:
No sabotees tu creatividad con revisiones y correcciones continuas.
Déjalas para el final, cuando hayas escrito hasta el último punto y ya no necesites mantener la inspiración a tu lado. Tómate tu tiempo. Hasta el redactor más experimentado edita sus textos al final. No los envía como le salen a la primera.
Escribe lo que te salga, y después revisas al final. Te dará una visión más amplia y clara de tu idea para hacer los ajustes necesarios. No antes.
Necesitamos ser una escritora experimentada para que nuestros textos nos queden perfectos:
Conozco muchas mujeres que no se dedican especialmente al copywriter y pueden escribir mejores textos que cualquier profesional. Sólo que practicaron el hábito de la escritura, conocen muy bien a sus clientes y tuvieron la voluntad de aprender.
También se hicieron del hábito. Empieza con muy poquito (quince minutos) y ya irás aumentando el tiempo poco a poco. La clave está en reforzar el hábito cada día para acostumbrarte, y que no te gane la procrastinación.
Designa un lugar y una hora para escribir e informa a los demás de que no te deben interrumpir salvo que sea una urgencia. Asegúrate de que tu acción diaria sea pequeña y alcanzable hasta que hayas desarrollado el hábito.
Superadas estas barreras mentales, ¿No les pasa qué quisiéramos una especie de mapa o ruta para escribir cuando te encuentras en la etapa inicial de tu negocio?
Con palabras sencillas, sin tecnicismos, saliendo viva, coleando y echando el cuento. La idea es poder destacar y diferenciarnos porque al final, deseamos que nuestros textos reflejen lo que somos y lo que podemos ofrecer al mundo.
Hoy te invito a escuchar este podcast con Dos consejos para redactar tu sitio web o redes sociales y salir airosa.
Todo esto viene porque últimamente a raíz del sitio web, muchas de ustedes me han preguntado en mis redes sociales acerca de cómo escribir los suyos y plasmar sus ideas de negocio a fin de ofrecer sus productos y servicios.
Así que, sin más preámbulos, te dejo con tus orejitas paradas escuchando el audio.
¿A tu redacción le falta un toque profesional?
Si tienes dudas, te aseguro que juntas las resolvemos sin estrés lo que te tiene estancada. Prometo entenderás todo y la asesorías de copywriter huele a sandías.